A lo largo de los años hemos tenido la oportunidad de acompañar a un buen número de empresas en su implantación del sistema ‘lean’ en un amplio abanico de sectores, países y culturas. La experiencia vivida en estos procesos de cambio nos ha enseñado que el juego es un elemento fundamental para explicar un conocimiento determinado antes de llevarlo a la practica.
Los juegos pueden ser un arma poderosa cuando se utilizan correctamente. Hemos visto organizaciones que sistemáticamente utilizan el juego en sus formaciones y en el desarrollo de actividades de mejora consiguiendo resultados muy satisfactorios.
No obstante, toda moneda tiene su cara y su cruz. Y el caso de los juegos no es una excepción: La simulación es un soporte y una guía muy potente para el desarrollo de una formación. Pero es necesario respetar unas condiciones mínimas si queremos asegurar el éxito del resultado. Es por ello que antes de decidir por el uso de un juego en una formación, es necesario que nos preguntemos las siguientes cuestiones:
¿Qué esperamos de esta formación?
¿Cómo debería ayudarme el juego a conseguir este objetivo?
¿Cuál es el vínculo entre el juego y el siguiente paso en nuestra actividad?
En el caso que tenga problemas para contestar alguna de las preguntas anteriores probablemente debería tomar en consideración si un juego es la metodología adecuada a utilizar. Si, por el contrario, todas las respuestas avalan el uso del juego, puede empezar a planificar la actividad.
El siguiente paso antes de iniciar la actividad, consiste en evaluar (aunque sea de manera informal) el nivel de conocimiento previo de cada uno de los participantes de la temática que se va a exponer. El juego es una buena herramienta para transmitir conceptos porque permite construir el conocimiento. Pero, también puede convertirse en una actividad aburrida si los contenidos a transmitir son conceptos ya conocidos por el grupo.
Finalmente, cuando tiene claros los objetivos del juego y el nivel de los participantes puede iniciar la actividad formativa. La mayoría de juegos utilizados en formaciones presentan una estructura común y se desarrollan en varias rondas o fases. Esta estructura permite ensayar de manera repetitiva aquellas metodologías que se desea transmitir a los alumnos. Esta rutina constituye un hilo conductor de la formación, que ayuda a que los alumnos centren su atención en aquellos elementos que cambian entre una ronda y la siguiente, en definitiva, la metodología a aprender. Para asegurar el éxito del juego es necesario que cada una de estas fases se estructure de acuerdo a las dinámicas de resolución de problemas:
- Comprender la situación actual (…y los problemas que presenta).
- Describir una solución objetivo y aplicarla en la simulación.
- Verificar el resultado de las acciones al desarrollar una nueva ronda de la simulación.
- Reflexiones sobre los resultados.
Lógicamente en la última ronda, al finalizar el juego, es necesario ampliar este tiempo de reflexión para comentar tanto los resultados del juego como el impacto que cada una de las metodologías expuestas puede tener en un entorno real.