Algunos estudios recientes han intentado dilucidar el funcionamiento de los mecanismos mentales necesarios para la generación de conocimiento y especialmente, aquellos que explican la existencia del talento. En el año 1985, el profesor Benjamin Bloom publicó un libro titulado ‘Developing talent in young people’ en el que examinaba los factores que debían darse sine qua non para la existencia del talento. Para ello, trabajó con más de un centenar de estudiantes, cada uno de los cuales mostraba un alto grado de desempeño en alguna disciplina. Sorprendentemente, el resultado de este estudio reveló que no existía factor alguno que sirviera como indicador para pronosticar el buen o mal resultado de los alumnos.
Del estudio de Bloom emerge la conclusión de que todos los alumnos que muestran un elevado desempeño, bien sea en una actividad deportiva o intelectual, solamente comparten dos características: por un lado, todos ellos han practicado intensivamente su disciplina y, por otro lado, todos han sido guiados sabiamente por instructores entusiastas y competentes durante todo el periodo de aprendizaje que ha precisado el alumno hasta alcanzar la excelencia. En definitiva, a diferencia de lo que se ha creído durante muchos años, este estudio demuestra que no hay factores innatos que condicionen el talento. En otras palabras, los expertos no ‘nacen’, sino que se ‘hacen’.
En este sentido, el profesor Daniel Coyle, enumera en su libro ‘The talent code: greatness isn’t born. It’s grown’ el conjunto de pasos necesarios a seguir para desarrollar un talento determinado:
- Entender los conceptos generales de la temática a aprender.
- Encontrar a un entrenador o formador competente.
- Practicar con entusiasmo.
- Estructurar un entrenamiento efectivo en bloques.
- Respetar las metodologías establecidas.
- Practicar a diario.
- Practicar sobre el terreno en casos reales.
- Repetir la metodología hasta dominarla con maestría.
Es importante matizar que en este procedimiento, el concepto de ‘entrenamiento efectivo’ se refiere a la práctica intensiva de aquellos aspectos que actualmente el individuo desarrolla con un bajo nivel de desempeño.
El uso del juego o la simulación permite la práctica de habilidades en un entorno controlado. El diseño de formaciones que no se limitan a la transmisión teórica de conocimientos sino que aportan un conocimiento práctico de la realidad facilita el desarrollo del talento.